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19 abril, 2024

Por. Angélica Jocelyn Soto.

19:45 hrs.
Ciudad de México/Cimac. 16 de diciembre de 2020.- A un año de haber ratificado el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), México no ha conseguido establecer un salario mínimo para las trabajadoras del hogar y tampoco ha incorporado ni al 2 por ciento de ellas a la seguridad social.

El 2019 fue un año de logros para las trabajadoras del hogar, quienes se han organizado históricamente en este país para conseguir que se reconozcan sus Derechos Humanos y laborales. En ese año, México ratificó (con 8 años de retraso) el Convenio 189 de la OIT, que establece las condiciones mínimas para dignificar las condiciones de trabajo y de vida de este sector.

En 2019, el Congreso federal también aprobó reformas históricas a la Ley Federal del Trabajo y la Ley de la Seguridad Social, con las que se reconoció a las trabajadoras del hogar que laboran para diferentes personas empleadoras y que no residen en el domicilio de ninguna de ella, se prohíbe explícitamente la discriminación, se establece la obligatoriedad de periodos de descanso, y se obliga a incorporar a las trabajadoras a la seguridad social.

No obstante, este 2020 estos avances en el marco legal internacional y nacional han quedado en el papel. De acuerdo con María de la Luz Padua Orihuela, una de las presidentas colegiadas del Sindicato Nacional de Trabajadoras y Trabajadores del Hogar (Sinactraho), este 2020 México debía asumir responsabilidad y encontrar los mecanismos para cumplir con los derechos laborales.

“Desafortunadamente en los hechos y en la realidad siguen sin garantizar los derechos al 100 por ciento. No basta con que quede por escrito o que un convenio se ratifique si no se cambian las costumbres y la cultura, y si no se asumen responsabilidades tanto de las trabajadoras, las personas empleadoras y el gobierno”, expresó la sindicalista.

El Convenio 189 obliga a México, entre otras cosas, a poner en marcha medidas para garantizar la salud y seguridad ocupacional de trabajadoras y trabajadores, sin embargo, desde 2018 la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) emitió una sentencia en la que declaró que no reconocer la obligatoriedad de la seguridad social para las trabajadoras del hogar era discriminatorio.

Orillado por estos mandatos, el gobierno federal implementó en abril de 2019 el Programa Piloto para trabajadoras del hogar del Instituto Mexicano del Seguro Social, cuyo objetivo era ampliar la cobertura para este sector.

Este programa debe durar como máximo 18 meses, durante los cuales debe pasar por una fase de evaluación para determinar las modificaciones necesarias a la Ley del Seguro Social. Durante el primer mes y medio de haber iniciado el programa, el IMSS había recibido 3 mil 629 solicitudes de afiliación en todo el país, con un salario promedio de cotización de 4 mil 842.93 pesos. De seguir con ese ritmo, al finalizar 2020 México debía tener a más de 60 mil trabajadoras afiliadas.

No obstante, al cierre de noviembre de 2020, el IMSS reportó 26 mil 193 personas afiliadas (contando a las familiares de las trabajadoras) con un salario promedio diario de 195.8 pesos. Esta cifra total de personas incorporadas a través del programa piloto representa 1 por ciento de las 2.4 millones de trabajadoras del hogar que hay en el país. El salario promedio, por su parte, no alcanza ni dos salarios mínimos.

Desde noviembre pasado, este programa entró en la segunda fase, lo que significa que deberá ser evaluado para proponer al Congreso las reformas y adecuaciones que se requieren para garantizar su funcionamiento.

Para Luz Padua Orihuela, una de las principales fallas de este programa está en la difusión que hace el gobierno de él, toda vez que ha sido inconstante y sólo se destaca en las efemérides de las trabajadoras del hogar. Asimismo, observó que falta más información en las entidades, donde habitan trabajadoras del hogar indígenas y migrantes.

“Nosotras como sindicato estamos conscientes de que este es un proceso de conciencias, de asumir responsabilidades. ¿Cómo asumir una obligación cuando tienes una persona que presta un servicio en tu casa y que de ahí tu generas mejoras para tu vida y tu familia? Aquí lo importante es que empecemos a asumir nuestras obligaciones”, detalló.

Otro gran obstáculo de acuerdo con la sindicalista fue la pandemia por COVID-19, durante la cual se reflejó que cada que hay una situación compleja en el país, como lo fue en su momento el terremoto, son las trabajadoras del hogar las últimas a quienes se les respeta sus derechos. Esto es así, explicó Orihuela, porque la sociedad no es consciente de la importancia del trabajo del hogar y de lo que esto aporta a las familias y al país.

El Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar (CACEH) recibió de marzo a mayo, más de 300 quejas por violaciones a derechos laborales de las trabajadoras del hogar en el contexto de la pandemia, principalmente por reducción de salario y despidos injustificados.

En el ámbito de la violencia y discriminación, Orihuela explicó que como parte del programa de colocación de trabajadoras del hogar que tiene el sindicato se han encontrado con que personas del ámbito público, entre ellas senadoras y funcionarias que participan en el programa como empleadoras, cometen hostigamiento y violencia contra las trabajadoras. “Va más allá de que exista una política pública si no hay un cambio de conciencia y una responsabilidad”, expresó la presidenta colegiada del Sinactraho.

De acuerdo con el balance del Sinactraho, otro gran obstáculo para el reconocimiento de los derechos de las trabajadoras del hogar en México después de la ratificación del Convenio 189 ha sido que autoridades federales como la Comisión Nacional del Salario Mínimo, autoridades locales o institutos de las mujeres, no siempre incorporan a las organizaciones de las trabajadoras del hogar a los espacios en los que se discute actualmenten sus derechos.

Sobre el aumento en el salario mínimo, por ejemplo, fue hasta este 2020 que la Conasami les hizo llegar a las trabajadoras una propuesta para fijar el salario mínimo de este sector, lo cual fue un compromiso que el Senado hizo desde el inicio de 2019 pero que no se cumplió porque como dio a conocer esta agencia de noticias, en las reuniones del Consejo de esta dependencia no se invitó a la representación de las trabajadoras, la representación sindical alegó que “algunas ganaban bien”, y el tema se dejó de lado.

De acuerdo con Orihuela, la propuesta de este 2020 de la Conasami –que aún no es pública– pretende fijar el salario mínimo de las trabajadoras del hogar en 245 pesos para el centro del país, lo que a decir de la sindicalista, no revaloriza el trabajo del hogar y demuestra que éste ha sido un espacio en el que la voz y presencia de las trabajadoras del hogar se ha visto limitado.

Frente a ello, el Sinactraho pidió a la Conasami tomar en cuenta el costo de vida de las personas trabajadoras y sus familias, el valor de la canasta básica alimentaria y no alimentaria, así como el tamaño medio de una familia, que es igual a 4.3 integrantes, con lo que correspondería un salario mínimo de 350 pesos diarios para el centro y 450 para la zona norte del país.

Pese a obstáculos, Sindicato avanza

En apoyo a las trabajadoras durante la pandemia, el Sinactraho, con ayuda de la Federación Internacional de Trabajadoras del Hogar, repartió 250 beneficios económicos a 150 trabajadoras del hogar, especialmente a adultas mayores despedidas injustificadamente, embarazadas, o mujeres con padecimientos crónicos.

El sindicato también ha impulsado reuniones con autoridades en todo el país para hablar sobre las necesidades de las trabajadoras. No obstante, la afiliación de trabajadoras del hogar tuvo que interrumpirse porque requiere mucho trabajo de campo para platicar directamente con las trabajadoras, lo que es limitado por la pandemia.

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